Por: Erick Aguirre

El jueves pasado, de una forma dramática, accedió a las semifinales de la copa América, en tiempo regular, empató a cero ante una heroica selección de Paraguay que, con 10 hombres, defendió de buena manera el marcador, pero en penales dos de sus mejores jugadores, Gustavo Gómez y Derlis Gonzalez fallaron en el momento importante. Ahora, la escuadra anfitriona enfrentará a Argentina, en una edición más de uno los partidos que se viven con más intensidad en el mundo.

Este juego reúne varias características por las cuales puede ser un cotejo electrizante, comenzamos por los antecedentes, Argentina no le puede ganar a Brasil de visitante en un torneo oficial desde 1964, cuando la albiceleste logró vencer tres a cero en Sao Paolo. Otro de los factores interesantes para este duelo, es que probablemente sea la última oportunidad de Lionel Messi de lograr hacer algo importante en la selección. Con este cambio generación que sigue sin convencer del todo, los argentinos tienen una responsabilidad muy grande y esa es ganar un torneo internacional oficial después de 26 años. 

Por último, el ingrediente más importante para este partido es sin duda que los brasileños se tienen que reivindicar con su gente, después de la forma humillante de cómo fueron eliminados en su mundial, los amazónicos buscarán alzar ese campeonato en su casa, además de que las estadísticas los favorece, pues todas las veces que se ha jugado la copa América en su país, las han ganado y esta vez no quieren que sea la excepción. 

De la mano de jugadores como Everton, que ha sido una agradable sorpresa ante las múltiples estrellas que tiene el equipo como Richarlison, David Neres, Coutinho o Roberto Firmino y además de tener sin duda alguna uno de los mejores porteros del mundo como Allison Becker, “El scratch du oro” buscará su noveno título continental, para reivindicarse del último fracaso en su país como lo fue en aquel 2014 y empezar un buen proceso mundialista, con una generación renovada, pero que siempre tienen muy presente el “Jogo Bonito”