Por: Eduardo Aguilar

Ya hubo suficientes lágrimas para llorar el cambio de Morelia a Mazatlán, ahora toca pensar a este nuevo equipo como “los nuevos chicos malos” de la liga. Es cierto que su aparición tiene poca legitimidad en diversas esferas del mundo futbolístico en México: ya sea por la novedad de la sede, por las condiciones en las que nació, y sobre todo por su forma de presentarse. 

Se pensaría que al ser una franquicia nueva, lo más común, ético o viable, sería empezar de cero; reconocerse como aquel club novato que necesita aprobación y afianzarse emocionalmente con el público. Pero, sorpresa, el Mazatlán F.C. ha llegado con una actitud de ser el nuevo equipo a odiar, o al menos así lo han manejado a través de sus redes sociales: “Somos @MazatlanFC, somos los nuevos y a más de uno vamos a incomodar. De la Perla del Pacífico para el mundo. Plebes, ¿Listos? #ARREbatando”.

Para algunos puede ser cómico, para otros más una ofensa y una falta de respeto a la historia de Monarcas, pero las redes sociales también son parte del juego. Vivimos en una época en donde la imagen de los equipos se construye de hasta el más mínimo detalle como un tweet, claro que esto no asegura el éxito deportivo, pero quizá sí, el comercial. No por nada fueron Trending Topic el día en el que presentaron el logo y los colores. 

Me parece que esta estrategia tiene extractos parecidos a lo que fue “la peste negra” en la serie Club de Cuervos, dirigida por Gary Alazraki. Aquí el club asume el rol del equipo “odiado”, tal cual lo intenta el cuadro sinaloense para posicionarse como un algo diferente dentro de la Liga Mx. Pensándolo en el panorama del marketing, lo que hace es diferenciarse del resto de los clubes, pues directamente es exponerse como incómodo, como rebelde, como alguien a quien todos quieren vencer: seguramente más de un aficionado se identificará estos valores, así puede que comience a construir su afición. 

Si bien la base de esta escuadra es la de Monarcas Morelia, esto sigue sin asegurar el éxito competitivo ante los “grandes” clubes. No quiere decir que ya este eliminado en primeras instancias, sino que hay que tomar en cuenta el proceso que había Pablo Guede y que después de esto se cayó. Aunque sea aún una incógnita, se deben ir analizando las nuevas formas en las que este equipo jugará, al parecer al mando de Juan Francisco Palencia. Van a pelear en el campo, van a ser motivo de discusión, como lo han sido desde el día uno, van a popularizarse; sin duda serán un condimento especial para la competición.

Si la liga es un chiste, hay que buscar a los equipos que la hagan más entretenida. Yo prefiero mil veces un equipo que incomode y que moleste, a uno que sea gris e insípido: que no aporte, que no represente algo. En cambio, Mazatlán se perfile como un equipo al que lo quieres, o lo odias, similar a lo que ha sido América a lo largo de su historia. 

Eso sí, todos los hashtags, el escudo vanguardista (acusado de ser copia de otros clubes como el Inter de Miami o el Manchester City), el buen manejo de redes o cualquier situación ajena a la cancha, no van a asegurar llenos en los aeropuertos tras su llegada; no van a consolidar porras y cánticos tan simbólicos; no van a cimentar una identidad que te fidelice sentimentalmente con tus aficionados. Podrá ser popular, novedoso y moderno, pero no tendrá esa historia que #arrebataste. 

Como ellos mismos dicen: “Quien se quiera quedar en el barco, bienvenido a bordo, quien no, favor de tirarse por la borda.”

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